El reciente caso de supuesto doble infanticidio en contra de dos niñas a manos de su padre, así como el crimen de una niña por parte su madre- Ha causado consternación en España y el mundo entero, poniendo de nuevo en relieve una de las más perversas conductas en los humanos, la violencia hacia los más débiles. Acciones que hacen necesario conocer el alcance del término violencia vicaria y sus señales. Como un medio preventivo ante estas situaciones generadoras de severos estados de crisis psicológicas, físicas y legales, tanto individuales como en la sociedad.
¿Qué es la violencia vicaria?
Es definida como un tipo de violencia intrafamiliar, caracterizada por una conducta que se manifiesta de manera premeditada. Ya sea consciente e impulsada por el deseo de causar un gran daño a la pareja o ex pareja. Se considera una forma de maltrato infantil, manifestada de forma de violencia psicológica o física. En la cual los hijos menores llegan a convertirse en el medio indirecto o directo de diversas agresiones.
En ambos casos, el maltratador saca provecho del estado de vulnerabilidad de los menores, mediante acciones que socaban su integridad emocional y física. Con el objetivo de causar impacto psicológico a la pareja, activando sentimientos de dolor, sufrimiento y de complejo de culpa, al no sentirse capaz de defender a sus propios hijos. Pudiendo manifestarse de diversas maneras, desde abuso físico, maltrato psicológico, privación de satisfacción de necesidades de supervivencia, presiones económicas, abusos de tipo sexual, hasta la muerte del niño, bien sea por asesinato con premeditación o por homicidio.
De esta forma, el hijo pasa a ser un instrumento con el cual se pretende, tanto afectar como manipular al verdadero blanco de la violencia: la pareja.
En España, la violencia vicaria está incluida desde el año 2017 en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Definiéndolo como: “el daño más extremo que puede ejercer el maltratador hacia una mujer: dañar y/o asesinar a los hijos/as”. Estableciendo líneas de acción para la protección integral de las víctimas de este abuso y cualquier otra manifestación de violencia de género.
¿Cómo identificar al perpetrador de este tipo de violencia?
Se presenta de diversas formas, pero tiene un rasgo común: el perpetrador quiere provocar daño a su pareja utilizando a los hijos, como una manera de intimidar y mantener estados de control sobre el adulto víctima. Pudiendo ser identificada con la presencia de las siguientes conductas:
- El maltratador utiliza a los menores para causar angustia y miedo en la pareja o ex pareja, con amenazas constantes de separarlos legalmente, o la fuerza. O reiteradamente diciendo que no los podrá ver más.
- Expresa amenazas de muerte.
- En ocasiones conscientemente realiza el cese de tratamientos de salud a los niños.
- Se expresa en términos ofensivos de la pareja o expareja en presencia de los menores.
- Aunque pueden mostrarse simpáticos y sociales, son personas dominantes, obsesivas e inseguras.
Conociendo que es la violencia vicaria y sus señales podrás reconocerla más rápidamente. La misma no es llevada a cabo, de manera aislada, por el contrario, es el resultado de un elaborado proceso de maltrato y control a que son sometidos muchos adultos y menores.
¿Quién ejerce la violencia vicaria?
Aunque según las estadísticas es más practicada entre la población masculina, la violencia vicaria no se identifica con alguno de los sexos. Tanto hombres como mujeres pueden ejercerla por múltiples causas y de distintas maneras. Siendo las situaciones detonantes de esta conducta muy variables, se vincula con la baja autoestima, que causa en el maltratador sensaciones de frustración que descarga de manera agresiva y violenta en quienes lo rodean.
Así intenta equilibrar sus inseguridades mediante la sumisión de la pareja y de los menores. Con lo cual se ve a sí mismo como una figura de poder, haciéndose más evidentes y graves si el agresor se encuentra bajo los efectos de bebidas alcohólicas o de alguna otra droga.
¿Pueden ser considerados enfermos mentales?
No existe un perfil del maltratador en los casos de violencia vicaria, así como tampoco los expertos los consideran enfermos mentales. En el caso de los hombres son considerados comportamientos de arraigo machista acompañados con trastornos psicológicos de percepción de la realidad, en individuos que en su vida pública son vistos como normales, mientras que la violencia la ejercen en casa. De ser enfermos mentales, la agresión la ejercerían sobre todas las personas. Y no de manera selectiva, para remarcar el poder territorial sobre lo que considera su propiedad, su pareja.
Mientras que, de ser accionado por mujeres las causas pueden ser depresión grave, deseos de recobrar la libertad o se encuadra en el llamado suicido ampliado.
El control es la clave que el violento quiere mantener, por ello sale de sus límites en situaciones de separación. Cuando el maltratador piensa que va a perder el objeto de su poder, desencadenando situaciones extremas de violencia. Llegando incluso al asesinato de los que considera lo más preciado para el otro adulto, sus hijos.
¿Cuál es el tratamiento las víctimas y el maltratador en la violencia vicaria?
El tratamiento de la violencia vicaria, debe ser realizado de manera integral, donde participen los servicios sanitarios, sociales, educativos, judiciales y administrativos. Estructurando protocolos efectivos orientados a salvaguardar la integridad de los maltratados dentro del espacio familiar. Especialmente en los casos de violencia hacia los niños, como una manera de evitar daños emocionales, psíquicos o físicos.
Resultando primordial la denuncia oportuna de estos casos, y la intervención de los trabajadores en escuelas y hospitales. Quienes tienen a su disposición protocolos de observación y de intervención cuando se presenta algún caso.
Desde el punto de vista de la intervención terapéutica se orienta a las víctimas a canalizar la experiencia sufrida. Ayudando a evitar situaciones conductuales repetitivas, percibirse de manera positiva y desechar la auto culpa.
En lo que respecta al maltratador, se aplican diversas terapias orientadas a lograr la rehabilitación de la conducta agresiva. Aunado a mejorar el manejo de la frustración, como la aplicación de sesiones de modificación de la conducta y otras terapias emocionales y cognitivas. Además, que deberá encarar las consecuencias desde el punto de vista legal de sus acciones. Y otras medidas de protección a las víctimas, como órdenes de alejamiento.
Como parte de la violencia de género, se perfila como un problema de arraigo social, que amerita de medidas idóneas para combatirlo. Y que debe llamar la atención y la intervención de los actores sociales, dada su reiteración y gravedad. Evitando de esta manera, que nuestros niños sean lesionados física y emocionalmente, al ser utilizados como instrumento para causar daño intencional a otra persona.
Ahora, que ya conoces la violencia vicaria y sus señales, contribuye siempre con una denuncia si detectas o conoces un caso.
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